de cascadas y mar en precipicio,
un cosmos encerrado en una hogaza
que se parte en silencio.
Tú, mi fiel amigo y compañero. Tu me acompañas esas tardes lluviosas alegrándomelas. También estás ahí cuando eufórica golpeo tus teclas incesantemente.
Nuestra historia viene de lejos...
Nos conocimos allá por el año 1997, cuando una niña de 2 años obtenía de tí estridentes sonidos, pero que tenían su encanto. Tu eras mi pasatiempo favorito.
Tu conoces todas mis facetas: alegre, triste, llena de rabia, de impotencia...
Con el paso de los años, esa amistad se fue consolidando y, poco has llegado a convertirte en uno de mis más fieles amigos. Cuando otros me han fallado, tu has estado siempre ahí para levantarme el ánimo y demostrarme que no merece la pena llorar por tonterías y menos aún por algunas personas que no se merecen ni el más pequeño de los afectos.
Cuando estoy contigo, el tiempo se para, mis problemas se esfuman rápidamente... ¡Tú me lo das todo!
Dicen que las personas cambian de amistades a lo largo de su vida, pero estoy convencida de que lo nuestro durará para siempre, es una amistad verdadera.
Yo te doy amor y cariño, y tú a cambio me correspondes con bellas melodías que brotan de tu interior, ¡haciéndome la persona más feliz del mundo!
¡GRACIAS POR TODO!
Marina